¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué no hace
mayores progresos en su vida cristiana?
Usted tal vez ha considerado su vida y se ha
preguntado:
¿Estoy estancado?
¿Por qué no leo la Biblia como debiera?
¿Por qué no siento el poder de Dios tan claramente
como cuando le entregué mi vida a Cristo por primera vez?
Quizá usted se muestra indeciso para compartir su fe,
servir en su iglesia, ofrendar, o renunciar a los viejos hábitos pecaminosos; y
aunque usted ora, estudia la Escritura y asiste regularmente a los servicios,
como que percibe que le hace falta algo en su caminar con el Señor.
Si esto lo describe a usted de alguna forma, quiero
entonces que preste mucha atención, porque vamos a estudiar de algo que puede
cambiar su vida:
La necesidad absoluta del Espíritu Santo.
En Lucas 24:36-49, Jesús está hablando con sus
discípulos después de haber resucitado.
Seguramente ellos están emocionados por su regreso y
llenos de energía para volver a la actividad de propagar el evangelio de la
salvación de Cristo. Pero, ¿qué les dice Él? En el versículo 49, Él les dice
que no se muevan de la ciudad de Jerusalén hasta que sean investidos de poder
desde lo alto.
Básicamente, lo que les dice es: Yo sé que ustedes
piensan que están listos después de todo lo que han aprendido conmigo en estos
tres años, pero hay algo que les hace falta; ustedes no saben de qué se trata,
pero así es.
Y si esperan aquí, yo se lo enviaré, y entonces podrán
ir y servirme con todo el poder de Dios.
Memorice Lucas 24:49, y seleccione la mejor respuesta
a las preguntas siguientes:
¿Qué iba a enviar Jesús?
A. La
promesa del Padre.
B. Una
proclamación desde el cielo.
C. Una
provisión de maná.
¿De qué investiría el don de Jesús a los discípulos?
A. De
justicia.
B. De
poder.
C. De
santidad.
Lo que Jesús no tardaría en enviarles, tal como se
revela en Hechos 2:1-47, era el Espíritu Santo.
Los discípulos no sabían -como muchos de nosotros
tampoco lo sabemos-- lo absolutamente indispensable que sería el Espíritu Santo
para emprender la obra del Señor.
A medida que procuramos entender al Espíritu Santo,
consideremos dos preguntas:
¿Quién es el Espíritu Santo?, y ¿Por qué vino?
Hasta la próxima lección
Bendiciones y hasta pronto
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