Salmos
42:1-2 Como
el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así
clama por ti, oh Dios, el alma mía.
2 Mi alma tiene sed de
Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
Hay
algo en el hombre que no se satisfará con lo visible y lo temporal. Algo en él
clama por lo espiritual y por lo eterno.
El
hombre tiene sed de Dios. En medio de lo visible y lo transitorio, él alcanza
lo invisible y lo que permanece.
El
Salmista expresa este grito universal del corazón humano cuando nos dice: Como
el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el
alma mía Salmo 42:1.
Dondequiera
que se encuentren los hombres han tenido siempre alguna forma de adoración. Si Todos
los hombres de todas las razas y climas han clamado por Dios.
Otro
hecho digno de mencionarse es que este anhelo del espíritu humano se satisface
en Cristo. Él es la luz del mundo Juan 9:5. Es el pan de vida Juan 6:35. Es el
camino, la verdad y la vida Juan 14:6. Es al alma lo que la luz es al mundo
material. Es al espíritu del hombre lo que el pan es al cuerpo. El satisface
los anhelos más profundos del espíritu humano.
Así
vemos que el hombre fue hecho para el evangelio, y el evangelio fue hecho para
el hombre. Se ajustan el uno al otro como el guante se acomoda en la mano.
Cada
uno fue designado para el otro. La naturaleza del hombre fue hecha para Dios, y
aparte de Dios el hombre falla en todos sus intentos por alcanzar su destino
verdadero.
Bendiciones y hasta pronto