En Lucas 4:18 el
Señor Jesús dijo: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido
para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados
de corazón; a pregonar libertad a los cautivos.
Una de las funciones
de Cristo como Mesías es traer libertad de la opresión.
Cualquier cosa que
nos mantenga cautivos debe soltarnos de sus garras cuando le ordenamos que lo
haga en el nombre de Jesucristo. Lucas 10:17.
El pecado, o
cualquier esclavitud emocional, no pueden gobernar nuestra vida. El único poder
que el pecado tiene sobre ella es el que nosotros le concedamos; o sea, que se
trata de lo que nosotros decidamos hacer.
Podemos tomar la
decisión de pecar y rechazar el plan de Dios para nuestra vida o podemos elegir
seguir a Cristo en obediencia.
No hemos sido
destinados para ser pecadores ni hemos nacido a una vida de temor.
La duda contribuye
poderosamente al temor. Cuando dudamos de la habilidad de Dios para mantenernos
y suplir nuestras necesidades, tenemos temor.
Muchos han adoptado
el punto de vista de que el hombre es el centro del universo y que todo lo que
ocurre debe ser controlado por él.
No obstante, la
necesidad de estar a cargo de nuestro propio destino tiene un gran defecto.
Nosotros no somos todopoderosos ni podemos evitar que acontezcan ciertos
eventos, sólo Dios es soberano.
En última instancia
Él es la única fuente de nuestra seguridad.
Bendiciones y hasta
pronto