domingo, 7 de mayo de 2017

Amar sin restricciones

Amar sin restricciones
1 Juan 2:7 al 11

Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos V.11
        
Juan dice que la persona que odia a su hermano no tiene la Luz de Cristo, sino que está en tinieblas y no ha salido nunca de ellas.

Decir que se encuentra usted en la luz a pesar de que odia a su hermano es una desaprobación básica de la fe.

Semejante actitud de hostilidad, de indiferencia y falta de interés en otra persona es señal de una vida que no ha sido regenerada.

El apóstol Juan dice que aquel que odia a su hermano se halla en tinieblas y no sabe a dónde va.

No entiende que esto puede llevar al asesinato o a la mutilación criminal.
Continúa a ciegas, tropezando en su esfuerzo lleno de odio por hacer daño a su amigo, a su hermano o compañero, quienquiera que sea.

Pero el resultado es que solo se está haciendo daño a sí mismo y a todos los que supuestamente él cree que ama.

Pero además está cegado.
Dice Juan: las tinieblas le han cegado los ojos.

La palabra que se usa aquí significa hacer insensible, y eso implica que, si vivimos de esta manera, al final llegaremos al momento en que ya no podemos responder.

El odio se apodera de nosotros, endureciendo nuestro corazón, que ya no puede reblandecerse.

Es posible que los cristianos sucumban de manera temporal a esta clase de cosa.

Pueden caminar temporalmente en tinieblas, pero ya no son hijos de las tinieblas porque la luz del amor de Dios ha entrado en sus corazones.
Si no son conscientes de la lucha entre la expresión de odio o si no se preocupan por tener una conciencia culpable por su odiosa actitud, deberían preguntarse si han pasado en realidad de la muerte a la vida.

Esto es algo que el Espíritu de Dios tratará de manera inevitable en el cristiano para llevarlo al conocimiento de su actividad impropia, y en ocasiones podrá llevarse a cabo por medio de medidas muy difíciles.

El perdón tiene un papel fundamental en el cristiano.

Es importante entender que los cristianos pueden engañarse a sí mismos, siguiendo la actitud del mundo de que no pueden perdonar.

Cuando las personas sin Cristo odian, se encuentran presas bajo ese dominio al que no pueden escapar.

Pero cuando el Hijo de Dios entra en sus vidas, el poder del maligno queda eliminado, y se liberan de ello y pueden perdonar, pero todavía es preciso que estemos de acuerdo en hacerlo.

Dios no nos va a obligar a perdonar aparte de nuestra propia voluntad, a pesar de que tengamos la habilidad para hacerlo.

Los verdaderos cristianos se destacan por la habilidad para perdonar a cualquiera a pesar de cómo se sientan.

¿Necesitamos que sean abiertos nuestros ojos para poder escapar voluntariamente al dominio del rencor?

Bendiciones y hasta pronto