Romanos 5:12 nos presenta la naturaleza caída del hombre y a las cabezas de las dos familias.
La primera cabeza, es
Adán, por quien el pecado entró en el mundo.
La segunda Cabeza, es
Cristo, por quien ha abundado la gracia por encima del pecado.
Muchos que creen que
sus pecados han sido perdonados, pero sienten gran incertidumbre al encontrar
la raíz, ósea el pecado, en la carne.
Mucha de esta
confusión surge por falta de observar cuidadosamente la distinción entre los
pecados y el pecado.
Al revisar los
versículo del 1 al 11 de este capítulo podemos notar que estos concluyen con el
asunto de los pecados, los actos
de desobediencia contra Dios.
Ahora el versículo 12
afronta el asunto del pecado.
Por tanto, como el pecado entró en el
mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron.
En este versículo
tenemos dos pruebas del origen del mal: en primer lugar, el pecado entró en el
mundo por un hombre, y en segundo lugar, toda la raza humana, es heredera del pecado
y todos mueren.
¡Qué coherencia más
absoluta entre la Palabra de Dios y los hechos humanos!
Y la muerte reinó
tanto si el hombre era puesto bajo la ley como si estaba sin ley.
Después de la entrada
del pecado y de la caída del hombre, la ley no fue dada durante dos mil
quinientos años.
Pues antes de la ley,
había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.
No obstante, reinó la
muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la
transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.
Versículos 13 y 14.
Esto significa que
ellos no eran transgresores de una ley dada, sino que eran herederos de Adán, recuerde
el mandamiento prohibitivo de Dios en Génesis
2: 17 esa es la razón de la muerte, lo que era prueba de que había la presencia
del pecado consecuencia de la desobediencia a Dios.
El pecado y la muerte
entraron en la creación por medio de su
cabeza, Adán.
La muerte no es exclusivamente
la pena de una ley quebrantada, sino que al haber entrado el pecado, el
resultado es la muerte, como lo expresa la Biblia en Romanos 6:23. La paga del
pecado es muerte.
En contraste con el
pecado y la muerte que entraron por la primera cabeza, a Dios le agradó
revelarnos que la justicia y la vida han entrado para una nueva raza por la
dádiva de Su propio Hijo Romanos 6:23
Sólo que el don
infinito tiene que sobreabundar sobre lo finito, por terrible que haya sido el
resultado del pecado del hombre.
Dios no podía, en Su
favor gratuito a nosotros, darnos un don que se quedase corto de nuestra
necesidad.
Por ello, el Espíritu
Santo nos muestra con todo esmero cómo el don del favor gratuito que sobreabundo
por encima del pecado, la raíz del mal y por encima de la muerte que entró por
Adán.
Versículo 15.
Pero el don, el acto
de favor no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel
uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don
de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.
Indudablemente que el
efecto de la ofensa del pecado de Adán sobre los muchos, sobre toda su
posteridad, es grande y terrible, y todos pertenecemos a estos muchos.
La muerte pasó a
todos los hombres.
Sin embargo, si hemos
pasado de muerte a vida, en la Cabeza resucitada de la nueva creación, tenemos que ver ahora cómo esa gracia
de Dios, y el don por gracia, por Uno, Jesucristo ha abundado a los muchos en
Él.
Versículo 16.
Y con el don no
sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino
a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas
transgresiones para justificación.
En Adán vemos un
pecado, y las consecuencias que se han derivado del mismo en juicio.
Ahora contemplemos el
don gratuito.
Veamos a Jesús,
nuestro Sustituto: todas nuestras iniquidades fueron cargadas sobre Él, y ello
para el propósito mismo de que por fe pudiésemos ser justificados de todas
ellas.
Y mucho más que esto,
no sólo justificados de todas nuestras iniquidades por Su sangre, sino que Él,
habiendo muerto por nuestros delitos, fue resucitado para nuestra
justificación.
Meditemos entonces acerca de esta gran realidad, la
resurrección de Jesús de entre los muertos.
Su resurrección tuvo
lugar con el expreso propósito de nuestra completa y abundante justificación.
Cuando Jesús fue
resucitado de entre los muertos, Él tomó para Sí mismo aquella santa vida que
Él tenía y que Él mismo era.
Pudo asumirla en
perfecta justicia, al haber glorificado a Dios y al haber redimido a los muchos
según aquella gloria, y podía comunicar a ellos ósea a nosotros aquella misma
vida eterna… una vida justificada en una justicia inmutable y perdurable.
Será de gran
bendición si nuestras almas comprendiesen esta justificación reinante y
perdurable de vida, aunque admitiendo plenamente que habíamos perdido todo
derecho a nuestra vida, como hijos de Adán.
Versículo 17.
Porque, si por un
delito reinó la muerte por uno, mucho más reinarán en vida por uno Jesucristo
los que reciben la abundancia de gracia, y del don de la justicia.
Este versículo cierra
el paréntesis iniciado en el versículo 13.
¿Puede alguien negar
que la muerte reine por el pecado sobre la raza de Adán?
¿Dónde está el médico
que pueda suprimir el reinado de la muerte?
Jesús dice de Sus
muchos: Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará
de mi mano Juan 10:28.
La muerte no tiene
derecho alguno sobre aquellos que reciben la abundancia de la gracia y del don
de la justicia.
Ellos reinan en vida
por Uno Jesucristo.
Nada puede detener el
curso de esta gracia; nadie puede arrebatarlos de Su mano.
Versículo 18.
Por el pecado de
Adán, Dios declaró que todos merecemos morir; pero gracias a Jesucristo, que
murió por nosotros, Dios nos declara inocentes y nos da la vida eterna.
El verdadero sentido
de este versículo es: por un pecado vino el juicio hacia todos los hombres;
asimismo por un acto de justicia vino el don gratuito hacia todos para
justificación de vida, y Vida Eterna.
Es, como en el
versículo 19, el efecto de las dos acciones, el
pecado de Adán y la obediencia de Cristo hasta la muerte, sobre los dos muchos, las dos familias.
Dice. O sea, que la
desobediencia de uno solo hizo que muchos desobedecieran, pero por la
obediencia de Jesús, Dios declaró inocentes a muchos. Tla
Es de absoluta
importancia ver que esta justificación de vida está relacionada con, y resulta
de, Su Resurrección de entre los muertos.
No está escrito que
Él guardase la ley para nuestra justificación, sino que Dios lo resucitó de
entre los muertos para este mismo propósito, para nuestra justificación.
Ni es ni podría ser
nuestra vida en la carne bajo la ley la que es justificada; esto no podría ser
en manera alguna.
La vida que tenemos
ahora delante de Dios es la vida de uno que ha pasado por la muerte y específicamente
por nosotros; y todo aquello que había en contra de nosotros en las justas
demandas de Dios queda plenamente satisfecho por aquella sola muerte de nuestro
Sustituto.
Cristo es nuestra
vida.
¿Puede haber una acusación contra Él, incluso como nuestro Sustituto?
Así, por la abundancia
de la gracia tenemos una vida contra la que no hay ni puede haber acusación
alguna y por tanto, una vida justificada.
En Adán, o en la
carne bajo la ley, nada hay que nos pueda justificar en la vida de pecado.
La muerte y el juicio
están sobre ella.
En Cristo tenemos una
vida que reina, una vida completamente justificada, y que nada puede condenar.
Por lo que respecta a
nuestros pecados, somos contados justos, la fe es contada como justicia, y,
estando justificados, tenemos paz para con Dios.
Por lo que respecta a
nuestra naturaleza pecaminosa adánica, a nuestra vida y posición adánicas, ya
no estamos más bajo esa antigua naturaleza, sino en Cristo resucitado de entre
los muertos, y la vida eterna que tenemos en Él es la vida justificada ¡en Él,
y cuán totalmente justificados!
Es de la mayor
importancia asirse de esto completamente justificados por Él de nuestros
pecados, y, estando en la nueva
creación, completamente justificados en Aquel que resucitó de entre los
muertos.
Esto es totalmente de
parte de Dios, a la vez por medio de y en Cristo Jesús.
Ahora Bien, ¿sabes
que ya no estás más en Adán ni relacionado con las cosas viejas que pertenecen
a Adán?
El gran punto que
debes ver es éste: Si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Y todo esto proviene de
Dios
2 Corintios 5:17 y 18.
Bendiciones y hasta
pronto