Me gozaré y alegraré en tu
misericordia, Porque has visto mi aflicción;
Has conocido mi alma en las angustias.
Muchas veces nos acercamos a Dios en oración pidiéndole
que nos quite las aflicciones que nos atacan sin darnos cuenta de porque el Señor
nuestro Dios las ha permitido.
Estoy plenamente convencido de que nuestro Dios proveerá la
salida a cualquier dificultad que se presente en nuestra vida o en nuestro país,
pero no lo hará hasta que tal dificultad nos muestre la verdad por la cual el
Señor la permitió.
Creo que lo importante sería preguntarnos que quiere el
Señor enseñarnos al permitir tales dificultades, es posible que este llamando
nuestra atención a fin de que lo veamos como el Único soberano y buen Dios,
como nuestro proveedor y como nuestro amigo.
Quizá de una u otra manera nos hemos olvidado de sus
maravillas y ya no lo veamos como aquel que un día nos liberó de la esclavitud
del pecado, es posible que por tal motivo nos muestra la senda del
quebrantamiento con el firme propósito de acercarnos más a Él y así volvamos a
verlo como lo más importante en nuestra vida, en nuestras familias, en nuestra sociedad,
en nuestro trabajo, en nuestras escuela, en nuestras universidades, en nuestras
empresas, en nuestro país y en nuestras Iglesias
¡Dígame! ¿Qué es más importante para usted? ¿Que el Señor
quite las dificultades de su vida? O ¿Aprender lo que Él quiere enseñarle por medio
de las dificultades?