Cuando la vida cristiana comienza, empieza una carrera en
la cual debemos desarrollarnos y madurar.
La expresión textual del apóstol Pablo nos invita a considerar
si en realidad estamos satisfechos con la demanda de nuestro Señor Jesucristo
de Ir y hacer discípulos. Tome nota Filipenses
3:14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús.
Aquí podemos entender que Pablo no estaba satisfecho por
aquello que había logrado, no creía haber alcanzado el propósito que Dios había
establecido para él como cristiano.
Pablo deseaba más y quería crecer, cambiar y seguía con paso
firme su deseo de madurar. No quería quedarse atrás, y empezar a retroceder en
su fe.
Por otro lado el nuestro soberano Padre Celestial nos insta
a crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo 2
Pedro 3:18. Ósea el Señor desea que crezcamos, que avancemos a la madurez,
que vayamos añadiendo virtudes a la fe.
Ahora bien: Para saber si estamos creciendo espiritualmente
debemos analizarnos en los siguientes aspectos:
a) ¿Cómo reacciono ante las pruebas? Santiago
1:1-12
b) ¿Cómo resisto la tentación? Santiago
1:13
-17
c) ¿Cómo respondo a la verdad de Dios? Santiago
1:18-25
d) ¿cómo refreno mi lengua? Santiago
1:26
Cuando maduramos, la vida cristiana se prolonga al
disfrutar el ser de utilidad y servicio.
Bendiciones y hasta pronto.
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