martes, 29 de julio de 2014

El perdón
La Biblia dice en Efesios 4:32 de la siguiente manera:
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo
Ser comprensivo con la persona que nos lastiman no es nada fácil, todo lo contrario, cuando nos lastiman solo queremos actual de la misma manera.
Al momento de enojarnos, no queremos reaccionar y ver que nos estamos haciendo más daño si persistimos en anidar en nuestra mente y emociones la ira, el resentimiento, el odio, y el rencor.
Creemos que es más fácil Justificar nuestra falta de perdón señalando el daño que nos han hecho.
Me parece que deberíamos analizar lo que dijo Jesús en Lucas 6: 36. Tome nota: Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. Ahora bien eso solo se aplica para quienes hemos probado la misericordia divina, si usted es uno de los que ha experimentado el perdón y la misericordia de Dios por medio de su Hijo Jesucristo, entonces debería practicar un estilo de vida de perdón.
La pregunta es ¿Por qué no obedecemos?
Creo que la respuesta más acertada seria Nuestro orgullo nos lo impide. Nos enojamos cuando somos tratados con irrespeto, menospreciados cuando surge una oportunidad en el trabajo, o pasados por alto a pesar de nuestro desempeño.
Otras veces, pensamos solo en que quien debe cambiar es la otra persona y no nosotros, e internamente decimos cuando cambies te perdonare, pero como tú no cambias jamás te perdonare.
En otras ocasiones el problema es que hemos sido muy lastimados o tratados injustamente, al punto que tenemos la mente tan llena de dolor y eso nos quema el pensamiento y nos quedamos atascados en el pasado, pensando que no se puede resolver nada.
Déjeme decirle que cuando la mente se cauteriza, lamentablemente usted no podrá ver la manera de poder perdonar.
Una actitud inclemente puede tener todo tipo de consecuencias no deseadas, entre ellas relaciones rotas, yugo emocional, e indiferencia para con el señor.
Cuanto más nos aferremos a nuestro enojo, más afectada se verá nuestra comunión con otras personas y con nuestro Padre celestial.
Si usted insiste en mantener esa actitud solo conseguirá vivir amargados y por supuesto esta forma de vida jamás se ajustara a lo que somos en Cristo.
Es difícil perdonar a quienes nos deshonran, tratan mal, o hieren a nuestros seres queridos. Pero su comportamiento para con nosotros no es una razón para negarles la misericordia.
Es allí donde con más ahínco y perseverancia necesitamos depender cada vez más de Dios para llevar una vida que realce el nombre de nuestro Salvador Jesucristo, pues Dios nos llama a perdonar, así como Él nos perdonó.

No olvide que usted es importante para Dios.
Lea los pasajes Bíblicos aquí: www.biblegateway.com
Bendiciones y hasta pronto

No hay comentarios: