
Adán tenía el derecho y
la obligación de demandar una total dependencia al Señor: Y dijo Dios: He aquí
que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y
todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda
bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se
arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para
comer. Y fue así.
Adán tenía el derecho y
la obligación de demandar una total dependencia al Señor:
En estos versículos de Génesis.
1:29-30 podemos ver la promesa de Dios de provisión para el hombre.
El Señor se declaró a
sí mismo como la fuente de todo lo que el primer hombre pudiera necesitar
jamás.
Su habitación era un
regalo: el huerto del Edén.
Las buenas bendiciones
eran muchas y variadas.
La belleza le envolvía.
El hombre debía ser totalmente dependiente de Dios.
Lo mismo ocurre con el
nuevo hombre, incluso en un entorno no tan idílico. El Padre quiere que vivamos
dependiendo de Él, buscándole para suplir todas nuestras necesidades.
Y podemos inculcar en
nuestros hijos la verdad de Filipenses 4:19: que dice: Mi Dios, pues, suplirá
todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Lo que Él hizo por el
primer hombre, lo hará por usted y por mí a través de Cristo a pesar de nuestro
contaminado entorno.
Adán no solo tenía
derecho a demandar provisión, sino que también tenía derecho a demandar una
guía para su vida.
Las Escrituras dicen: Tomó,
pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo
labrara y lo guardase.
Y mandó Jehová Dios al
hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás Génesis. 2:15-17.
¿Qué tipo de hogar tendría
usted si buscara a Dios como la fuente de toda provisión?
¿Si buscaras la dirección
divina de tu Creador para tu familia?
Si pudiéramos vernos a
nosotros mismos como canales por los que Dios bendecirá a nuestras familias con
recursos divinos y dirección, y si pudiéramos ser los hombres que Él quiere que
seamos, tendríamos hogares llenos de armonía, paz y felicidad como el mundo
nunca ha conocido. Si pudiéramos entender lo que Dios quiso para Adán al
comienzo y saber que su deseo para nosotros es el mismo, cada uno estaría en
buen camino hacia convertirse en un hombre completo.
Bendiciones y hasta
pronto
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