1 Crónicas 4:9-10
Invocó Jabes al Dios de
Israel diciendo: Te ruego que me des tu bendición, que ensanches mi territorio,
que tu mano esté conmigo y que me libres del mal, para que no me dañe.
Y le otorgó Dios lo que
pidió. 1 Crónicas 4:10
A primera vista esto
parece una oración egoísta.
Suena como el hombre
que oró: Bendíceme a mí y a mi esposa, a mi hijo Juan y a su mujer, nosotros
cuatro y nadie más.
Pero Jabes no está
realmente siendo egoísta. Estaba orando por algo que Dios quería que tuviera.
Esa es la diferencia
entre ser personal y ser egoísta.
Las oraciones egoístas
son oraciones que le piden a Dios cosas que Dios no quiere que tengamos, por lo
menos no al momento, las oraciones demandantes que están interesadas tan sólo
en nuestro propio bienestar inmediato, para nuestra propia satisfacción.
Pero Dios nos promete
cosas grandes y poderosas a nosotros personalmente a las que nos podemos
aferrar; así que el orar de esta forma no es egoísta, sino personal.
Fíjate más de cerca en
estas cuatro peticiones.
Primero pide: Te ruego
que me des tu bendición.
¿Qué es lo que quieres
decir cuando oras por bendición?
Esta es una petición
por un sentido interior de relación con Dios.
La bendición es
acercarse a Dios, encontrarle, y conocerle personalmente.
Está orando: Señor,
primero, sobre todo, que haya una conciencia de que Tú eres mi Dios, que yo te
pertenezco a Ti y Tú me perteneces a mí.
Segundo, Jabes ora: que
ensanches mi territorio.
Esta es una oración
para oportunidad, para restauración, en su caso, de su herencia perdida, por un
sitio en el que alzarse en medio de la cultura de su día, en el cual pueda
conseguir un sentido de status y respeto.
Para nosotros significa
el encontrar una forma en la que salir de aquello que nos está limitando,
aquello que nos asedia y nos esclaviza.
Quizás te sientas como
que estás en una situación en la que no tienes oportunidad de crecer, de
avanzar y de ser satisfecho.
Si ese es el caso, esta
es la oración apropiada para orar: Señor, dame esa oportunidad.
Tercero, pide: que tu
mano esté conmigo. Esta es una oración que le viene naturalmente a los labios
al pensar en la incertidumbre del futuro al que se enfrenta.
Todos nosotros nos
sentimos de esta forma a veces.
No sabemos qué cambios
repentinos e inesperados nos puedan ocurrir en nuestras vidas en el futuro.
Lo que a menudo
queremos pedir es un vistazo a lo que nos espera.
Lo que realmente
necesitamos no es sabiduría, sino una guía.
Es por esto que Jabes está
orando: Señor, se tu conmigo.
Entra en el futuro
conmigo.
Guíame para que pueda
saber que cada paso del camino pueda confiar en el hecho de que Tú estás
conmigo.
La última petición era:
que me libres del mal, para que no me dañe.
Aquí hay una profunda
conciencia de una herencia corrupta en la vida de este hombre joven.
Siente una debilidad
interna en sí mismo que le asusta.
Veo esto en mucha
gente.
Pueda que sea una
tendencia al mal genio que destruye muchas oportunidades que podrían ser utilizadas
para una ventaja.
Quizás sea la avaricia,
algún deseo de adquisición de ganancia material para que puedas estar seguro y
protegido, tener abundancia y hacer lo que quieras.
Fuera lo que fuera,
sabe que Dios puede manejarlo.
No creo que orara esta
oración sólo una vez. Es el tipo de oración que viene repetidamente a los
labios humanos si realmente estás preocupado sobre dónde estás y reconoces qué es
imposible, y qué difícil es la situación desde el punto de vista humano.
Este es el momento en
el que debemos aferrarnos a la fórmula que Jabes encontró y que Dios utilizó
para sacarle de sus circunstancias.
Gracias, Señor, por el
vistazo a la vida de este hombre joven.
Me regocijo en las
promesas que me rodean, el amor que me sostiene y la gracia que me guía.
¿Cuáles son los cuatro
aspectos en la oración de Jabes que podemos sabiamente utilizar como reglas
generales en nuestras peticiones personales?
¿Pedimos con una
expectación audaz para que Dios abra y cierre puertas, para que podamos
glorificarle al cumplir Su propósito para nuestras vidas?
Bendiciones y hasta
pronto
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